Los científicos llevan años alertando sobre el avance del cambio climático. Hechos como la desaparición de los glaciares, el incremento de fuertes olas de calor, parecen confirmarlo.
Las causas del cambio climático pueden ser en partes naturales y podrían tener un origen humano.
Desde la publicación de su primer informe en el año 1990, el IPCC ha querido averiguar las verdaderas causas del aumento de la temperatura media del planeta. La actividad humana, en un principio, considerada como probable, llegó a confirmarse en la última edición publicada por este grupo de expertos, aunque sin embargo, otros científicos, no alineados con el IPCC, abogan por el origen natural del calentamiento gradual del planeta de los últimos años.
En la historia de la tierra y de su clima, se observa que el clima ha sufrido enormes cambios a lo largo de sus miles de millones de años de existencia, alternando épocas de grandes glaciaciones con otras muy cálidas y con una composición de gases en la atmósfera muy variable. Incluso en los 10.000 últimos años, un periodo bastante estable, se han producidos cambios climáticos importantes.
Los combustibles fósiles
En la mitad del siglo XIX, el hombre empezó a utilizar de forma masiva, primero el carbón, y después el petróleo y el gas como fuentes de energía. Se fueron emitiendo cantidades cada vez más elevadas de CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Según el informe anual 2018 de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), sobre demanda energética mundial, las emisiones mundiales alcanzaron una cifra récord de 33.143 millones de toneladas de CO2. El 60% del CO2 del planeta procede de China, EE UU, la UE e India.
Emisiones de gases de efecto invernadero por sector de actividad (UE)
Sin embargo el CO2 de origen antropogénico solo representa un 4% del CO2 total de la atmósfera, es decir un 0,0016% de la atmósfera lo que parece improbable que la actividad humana sea la única responsable del actual calentamiento de la Tierra.
El agotamiento de los combustibles fósiles
La producción mundial de petróleo está disminuyendo. Con la demanda actual se prevé que petróleo y gas se agotarán en unas decenas de años, mientras que al carbón le puede quedar unos 300 años o más.
Tanto por la posible implicación de los combustibles fósiles en el calentamiento global, como por su agotamiento a largo plazo, se puede llegar a considerar la necesidad de sustituir las energías fósiles por otras aunque no será una tarea sencilla.
Las conferencias anuales mantenidas sobre el cambio climático (COP), siempre tienen por objetivo el de reducir las emisiones de CO2 a nivel global. Pero es un objetivo imposible porque limitar el uso de los combustibles fósiles significa limitar la actividad económica y producir una disminución del PIB.
En estas reuniones no se consiguen acuerdos en términos cuantitativos, solamente se llega a emitir unas directrices basadas en la buena voluntad de cada país para cumplirlas.
Los países productores de petróleo (Arabia Saudí, Irak, Nigeria) no firman estos acuerdos y Estados Unidos, el segundo país que más CO2 emite tras China, retiró su firma de los acuerdos de París (COP21-año 2015). Por otra parte los países más vulnerables consideran muy injusto que se les quiera limitar sus emisiones al no ser ellos responsables de todas las anteriores.
¿Qué hacen los Gobiernos?
En el articulo «Los gobernantes y el cambio climático» se relacionan las acciones realizadas hasta la fecha por los gobiernos para mitigar los efectos del «calentamiento global» sobre los ciudadanos.
El principal objetivo de los gobiernos siempre ha sido el de incrementar el PIB, un objetivo que, a priori, es totalmente contrario al cuidado del medioambiente y al respeto por la naturaleza. El crecimiento «verde» es deseable, pero no deja de ser un oxímoron.
Ahora, sin embargo, los gobiernos están diseñando unos discutibles planes de «transición energética«. Estos planes tienen como objetivo ampliar la producción de energías renovables para conseguir en 2050 una generación de electricidad «carbón neutral» prescindiendo de los combustibles fósiles.
¿Se alcanzarán estos objetivos?
- Energías renovables
- En el artículo «¿limitar las emisiones de CO2?» se enumeran los pros y contras de las energías renovables. Las huellas ambientales y de carbono a lo largo de la vida de los aerogeneradores y de las placas solares no es desdeñable y la cantidad de metales y minerales necesarios para su fabricación hará imposible obtener a nivel mundial la demanda de electricidad con ellas.
- La mejor solución podría ser construir nuevas instalaciones de centrales nucleares que ofrecen una energía eficiente y continua que no emite CO2.
- El coche eléctrico
- Muchos gobiernos apuestan por la sustitución de los vehículos de motor térmico por los eléctricos. Sustituir de aquí a 2050 todo el parque automovilístico al sistema eléctrico es una utopía. No existe una suficiente producción de metales y minerales para fabricarlos y tanto el el precio como los inconvenientes debidos a las baterías lo hace inviable.
- Medidas coercitivas
- Se observa la tendencia de los gobiernos a hacer recaer el peso de las causas del cambio climático sobre los ciudadanos. Medidas autoritarias de control sobre consumos (energía, alimentación, …) y limitar la libertad de circulación, no van a ayudar a obtener el apoyo de la población, una población que por otra parte tiene ciertas dudas sobre el origen antropogénico del calentamiento global.
Los Ayuntamientos
El papel de los ayuntamientos es crucial en el ámbito urbano y son muchas las acciones que pueden realizar: medidas para disminuir la contaminación producida por el tráfico, mejorar el tratamiento del agua y de los residuos, fomentar la plantación de árboles, etc.
Estas medidas pueden producir un impacto importante en la reducción de contaminantes y la mejora del medioambiente.
Serían bienvenidas iniciativas para ampliar zonas verdes, plantar más árboles, crear huertos urbanos, mejorar la eficiencia energética de edificios tanto en el ámbito público como privado,
Los Ciudadanos
Los ciudadanos desean participar en la toma de decisiones que se hayan de tomar para mitigar las consecuencias del aumento de la temperatura y disminuir la contaminación ambiental.