El microcrédito aparece en España en el año 2001 gracias al impulso dado por las cajas de ahorros a través de sus obras sociales.
Poco a poco el producto se fue afianzando y con la colaboración de numerosas entidades sociales públicas y privadas que dan apoyo a los emprendedores, muchas personas consiguieron pequeños préstamos sin tener que aportar garantías para iniciar una actividad económica.
El microcrédito, esencialmente diseñado para personas con pocos recursos, tiene un importe medio de unos ocho mil euros. Muchas actividades se pueden empezar incluso con cantidades inferiores.
Por desgracia, el inicio de la crisis económica y financiera en el año 2008 ha provocado la remodelación del sistema financiero español. Las cajas de ahorros han desaparecido y sus programas de microcréditos también: la sequía del microcrédito es prácticamente total. Siguen funcionando algunos programas pero con bajo volumen de operaciones.
Por otra parte, la falta de recursos económicos afecta también de forma negativa a los programas de apoyo, formación y acompañamiento a emprendedores, ofrecidos por las entidades sociales.
Sin embargo, ahora es cuando más falta haría dar un impulso a la creación de microempresas, crear un entorno favorable para ello y contar con unas instituciones especializadas, motivadas y con capacidad para gestionar los microcréditos.
Tras tantos recortes y ajustes financieros, esta propuesta podría ser una buena opción para reactivar la actividad económica desde abajo. Muchas personas pueden salir adelante con apoyo, formación y una financiación adecuada.
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