El microcrédito es un préstamo que se otorga a personas con escasos recursos, para financiar la creación de una actividad económica o bien mejorar una existente.
Evaluar una solicitud de microcrédito, cuando no existen garantías para responder de posibles impagos, es una tarea bastante difícil y para evitar riesgos, las entidades microfinancieras establecen una serie de requisitos y controles antes de aprobar la operación, unos requisitos basados tanto en el cliente como en el negocio que se va a financiar.
Las evaluaciones se efectuan con datos concretos para evitar en gran medida la posible subjetividad del evaluador. Para ello se recolecta información sobre ingresos y gastos de la familia, el historial crediticio si existe, los ahorros, el historial laboral, y se ha de averiguar el nivel de conocimientos financieros y empresariales del solicitante.
Asimismo, analizar la viabilidad del negocio es sumamente importante, porque si este fracasa, el cliente no podrá devolver el crédito. Se estudia de forma exhaustiva el plan de empresa y la probabilidad de éxito teniendo muy en cuenta aspectos como el tipo de actividad, la competencia, el punto muerto (el volumen mínimo de ventas a realizar para cubrir gastos), y el análisis DAFO que recoge Debilidades y Fortaleza de la empresa y las Amenazas y Oportunidades del mercado.
Por otra parte se comprueba la documentación de un negocio ya iniciado tales como permisos y registros contables, …
La información recogida permite determinar la posibilidad de éxito del negocio y la “capacidad de pago” del cliente. Sin embargo la mayor dificultad para el evaluador es vislumbrar la “voluntad de pago”. La voluntad de pago, que podemos definir como la predisposición de una persona para pagar una deuda, es el parámetro que más inquieta a la institución microfinanciera. Si no existe un historial crediticio y si no se sabe nada sobre la persona ¿como valorarla?
Existen varias posibilidades:
– El evaluador puede efectuar una pequeña investigación entre vecinos, familiares y proveedores del solicitante para conseguir unos datos de interés sobre sus hábitos y estilo de vida.
– Llevar a cabo un test “psicométrico“ proporciona un perfil de personalidad (valores, honestidad,..), que puede ayudar a prever futuros comportamientos.
– Es posible conseguir información sobre una persona a través de las redes sociales, tales como hábitos de consumo, modo de vida, entorno, … Actualmente, dos mil millones de usuarios tienen un smartphone y mil quinientos millones de personas usan Facebook en el mundo. Las redes sociales son ya una fuente de información utilizada por las empresas de forma habitual, por ejemplo en los procesos de contratación de personal.
– Están surgiendo unas aplicaciones muy sofisticadas basadas en la tecnología “Big Data”. Unos grandes volúmenes de datos extraídos de Internet, de dispositivos electrónicos y otras fuentes de información, tratados por medio de unos algoritmos de personalidad dados, proyectan los perfiles de comportamiento de las personas. Grandes entidades financieras están empezando a usar estas herramientas en los distintos aspectos de su negocio.
Y si persisten dudas sobre la «voluntad de pago», existen dos opciones:
– no aprobar la operación.
– dar préstamos pequeños a los clientes nuevos con una tasas de interés más alta: si el cliente responde de forma adecuada, se incrementarán las cantidades prestadas y se bajarán las tasas de interés en los préstamos sucesivos. Este método se utiliza de forma corriente en las instituciones microfinancieras para limitar los riesgos.
Saber más:
El riesgo del microcrédito para la entidad microfinanciera (IMF).
El glosario de la economía y las (micro)finanzas